Esta semana ha sido una
semana interesante. He podido observar a ciencia cierta y muy de cerca como el
papel de una enfermera del centro de salud es “muy diferente” a la de un
hospital, ¿Por qué pongo “muy diferente” entre “comillas”? aunque nuestro papel
como enfermeros sea el cuidado integral de los pacientes en regla general, la
enfermera del centro de salud tiene un contacto con el paciente más seguido,
mas permanente en el tiempo y con un nivel de confianza muy grande, cosa que en
los hospitales ocurre en pocas ocasiones.
Explico esto porque he observado como
numerosos pacientes hablan de motivos personales con una enfermera para pedir opinión
o desahogarse. Dos caso que me han llamado mucho la atención, ya que han pasado
en la misma semana, han sido el de dos familias con un familiar con cáncer que
ambos son pacientes de mi enfermera. En ninguna de las dos familias, el
paciente afectado por el cáncer lo sabe, las familias se lo ocultan y lo
engañan. Ambas han pedido consejo a la enfermera de cómo ocultarlo, le han
pedido que si el familiar va a consulta no se le diga lo que tiene, etc. La
enfermera simplemente les ha comentado que es un tema personal, que lo que hagan
lo tienen que decidir ellos, y que ella en el caso de que el enfermo pregunte
no podría mentir, que decírselo no se lo dirá pero que mentir no mentiría. Esto
ha ocurrido en ambos casos. Y aquí me pregunto yo como deberíamos actuar las
enfermeras en estos casos, sinceramente creo que la actuación de mi enfermera
ha sido la correcta, yo creo habría hecho lo mismo. Desde mi punto de vista
enfermero, creo que lo lógico sería que el paciente supiese lo que tiene, a mi
me gustaría saberlo para poder enfrentarme a ello, pero si me pongo en el lugar
de la familia, si fuese un familiar mío, no sabría si se lo diría, las personas
somos diferentes y afrontamos los problemas de diferente manera, dependiendo
que como fuese esa persona que padece la enfermedad lo diría o no, ya que
sabría como actuaría, ya fuese luchando para salir adelante sin perder la
esperanza o simplemente lo vería todo negro y se dejaría morir. Para mí, es un
gran dilema ético entre sí seguir la ley, seguir la moral…
Otro aspecto que he
observado esta semana y que también me ha llamado mucho la atención son los pocos
recursos que tienen muchas personas. Esta semana he hecho domicilios todos los
días y he podido observar que nivel de vida hay dentro de la población. Muchas
de las casas a las que hemos acudido con atención domiciliaria tienen pocos
recursos para atender al paciente, en muchas casas nos encontramos con
cuidadores informales no aptos para cuidar al enfermo debido a la salud de
dicho cuidador, suelen ser personas muy mayores que a duras penas se valen por sí
mismas pero aun así cuidan a su familiar como pueden ya que no tienen recursos
económicos para costearse un cuidador asalariado. En muchas otras casas abunda la suciedad y el
desorden, la “insalubridad” en cierto modo. También abundan las barreras arquitectónicas
que impiden que tanto enfermo como cuidador mayor puedan desplazarse con
seguridad por la casa, en la mayoría de los casos hay animales domésticos que
aumentan el riesgo de caídas, etc. En todos estos casos los enfermeros no
hacemos nada, comentamos el asunto con el médico o trabajador social para
intentar solucionar el problema, pero en la mayoría de las ocasiones las cosas
terminan como están.
Y por último comentar sobre
la mala utilización del sistema sanitario, los gastos innecesarios y la poca concienciación
de la gente. Para esto pongo el ejemplo de un caso ocurrido el lunes. A las
13:20 entra un aviso urgente desde un paciente que es a domicilio sobre un gran
dolor inguinal que irradia hacia el pecho. Tras pasarse el aviso al médico y a
la enfermera y ver el caso que era un paciente de 84 años con antecedentes d
peritonitis e infartos y la insistencia de gravedad que dice el familiar que
llama, el médico decide trasladarse al lugar, moviliza un S.V.B, el
ambulanciero, el camillero, la enfermera, el propio médico y a mí, ya que pido
por favor si los puedo acompañar. El médico nos explica que posiblemente haya
que cogerle una vía para administración de medicación hasta que llegue al
hospital si fuese necesario, por lo que la enfermera prepara el material y la
medicación. La ambulancia pasa las calles de Quart con las luces encendidas, saltándose
los semáforos y a altar velocidad. Llegamos al lugar rápidamente y los 5 que íbamos
en ese momento subimos 5 pisos sin ascensor con gran rapidez. Al llegar al
domicilio y ver al paciente nos comunica que el dolor se le paso hace rato y
que se encuentra bien. El médico palpa y osculta al paciente al que no
encuentra nada de lo normal. A los 3 minutos de llegar al domicilio salimos por
la misma puerta que entramos. Aquí me pregunto yo ¿Cuánto cuesta tanto física como
económicamente movilizar a todo este personal? Creo que la sociedad no está
concienciada cuanto supone la asistencia sanitaria, a nadie se le niega
asistencia pero tampoco debemos aprovecharnos de ella, debemos saber distinguir
entre lo que es urgente y lo que no. Personalmente la iniciativa que se inicio
de adjuntar las facturas de lo que se gasta al atender a un paciente, es una
buena forma de concienciar a la población de cuanto supone la asistencia, y
aunque no sean ellos los que paguen dichas facturas, ver qué cantidad de dinero
supone, y más hoy en día que con la crisis y los recortes la sanidad esta pobre
y los recursos de los que se disponen cada vez son menores.