domingo, 28 de octubre de 2012

Diario Reflexivo 6


Esta semana ha sido una semana interesante. He podido observar a ciencia cierta y muy de cerca como el papel de una enfermera del centro de salud es “muy diferente” a la de un hospital, ¿Por qué pongo “muy diferente” entre “comillas”? aunque nuestro papel como enfermeros sea el cuidado integral de los pacientes en regla general, la enfermera del centro de salud tiene un contacto con el paciente más seguido, mas permanente en el tiempo y con un nivel de confianza muy grande, cosa que en los hospitales ocurre en pocas ocasiones. 

Explico esto porque he observado como numerosos pacientes hablan de motivos personales con una enfermera para pedir opinión o desahogarse. Dos caso que me han llamado mucho la atención, ya que han pasado en la misma semana, han sido el de dos familias con un familiar con cáncer que ambos son pacientes de mi enfermera. En ninguna de las dos familias, el paciente afectado por el cáncer lo sabe, las familias se lo ocultan y lo engañan. Ambas han pedido consejo a la enfermera de cómo ocultarlo, le han pedido que si el familiar va a consulta no se le diga lo que tiene, etc. La enfermera simplemente les ha comentado que es un tema personal, que lo que hagan lo tienen que decidir ellos, y que ella en el caso de que el enfermo pregunte no podría mentir, que decírselo no se lo dirá pero que mentir no mentiría. Esto ha ocurrido en ambos casos. Y aquí me pregunto yo como deberíamos actuar las enfermeras en estos casos, sinceramente creo que la actuación de mi enfermera ha sido la correcta, yo creo habría hecho lo mismo. Desde mi punto de vista enfermero, creo que lo lógico sería que el paciente supiese lo que tiene, a mi me gustaría saberlo para poder enfrentarme a ello, pero si me pongo en el lugar de la familia, si fuese un familiar mío, no sabría si se lo diría, las personas somos diferentes y afrontamos los problemas de diferente manera, dependiendo que como fuese esa persona que padece la enfermedad lo diría o no, ya que sabría como actuaría, ya fuese luchando para salir adelante sin perder la esperanza o simplemente lo vería todo negro y se dejaría morir. Para mí, es un gran dilema ético entre sí seguir la ley, seguir la moral…

Otro aspecto que he observado esta semana y que también me ha llamado mucho la atención son los pocos recursos que tienen muchas personas. Esta semana he hecho domicilios todos los días y he podido observar que nivel de vida hay dentro de la población. Muchas de las casas a las que hemos acudido con atención domiciliaria tienen pocos recursos para atender al paciente, en muchas casas nos encontramos con cuidadores informales no aptos para cuidar al enfermo debido a la salud de dicho cuidador, suelen ser personas muy mayores que a duras penas se valen por sí mismas pero aun así cuidan a su familiar como pueden ya que no tienen recursos económicos para costearse un cuidador asalariado.  En muchas otras casas abunda la suciedad y el desorden, la “insalubridad” en cierto modo. También abundan las barreras arquitectónicas que impiden que tanto enfermo como cuidador mayor puedan desplazarse con seguridad por la casa, en la mayoría de los casos hay animales domésticos que aumentan el riesgo de caídas, etc. En todos estos casos los enfermeros no hacemos nada, comentamos el asunto con el médico o trabajador social para intentar solucionar el problema, pero en la mayoría de las ocasiones las cosas terminan como están.

Y por último comentar sobre la mala utilización del sistema sanitario, los gastos innecesarios y la poca concienciación de la gente. Para esto pongo el ejemplo de un caso ocurrido el lunes. A las 13:20 entra un aviso urgente desde un paciente que es a domicilio sobre un gran dolor inguinal que irradia hacia el pecho. Tras pasarse el aviso al médico y a la enfermera y ver el caso que era un paciente de 84 años con antecedentes d peritonitis e infartos y la insistencia de gravedad que dice el familiar que llama, el médico decide trasladarse al lugar, moviliza un S.V.B, el ambulanciero, el camillero, la enfermera, el propio médico y a mí, ya que pido por favor si los puedo acompañar. El médico nos explica que posiblemente haya que cogerle una vía para administración de medicación hasta que llegue al hospital si fuese necesario, por lo que la enfermera prepara el material y la medicación. La ambulancia pasa las calles de Quart con las luces encendidas, saltándose los semáforos y a altar velocidad. Llegamos al lugar rápidamente y los 5 que íbamos en ese momento subimos 5 pisos sin ascensor con gran rapidez. Al llegar al domicilio y ver al paciente nos comunica que el dolor se le paso hace rato y que se encuentra bien. El médico palpa y osculta al paciente al que no encuentra nada de lo normal. A los 3 minutos de llegar al domicilio salimos por la misma puerta que entramos. Aquí me pregunto yo ¿Cuánto cuesta tanto física como económicamente movilizar a todo este personal? Creo que la sociedad no está concienciada cuanto supone la asistencia sanitaria, a nadie se le niega asistencia pero tampoco debemos aprovecharnos de ella, debemos saber distinguir entre lo que es urgente y lo que no. Personalmente la iniciativa que se inicio de adjuntar las facturas de lo que se gasta al atender a un paciente, es una buena forma de concienciar a la población de cuanto supone la asistencia, y aunque no sean ellos los que paguen dichas facturas, ver qué cantidad de dinero supone, y más hoy en día que con la crisis y los recortes la sanidad esta pobre y los recursos de los que se disponen cada vez son menores. 


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